En ALETA DORSAL, a veces las aguas pierden sal, se vuelven río y encauzan, aunque sólo sea aparentemente (pues las corrientes siguen siendo peligrosas). En esta ocasión la Squalo se pone un poquito más ortodoxa y remonta la historia de un instrumento con sabor fluvial y ecos de sudor y lamento: la armónica. Para ello la Aleta se pone estupenda y ha decidido acometer dicha empresa en compañía, con ayuda de un pececico azul nostálgico del Mississippi que la guiará por humedales americanos y charcas más próximas.
Este próximo jueves 7 de 15.30 a 16.00, Blanca Squalo remolonea muy bien acompañada y en clave de blues, caminando breve pero intensamente a lo largo de las «Diez Celdas».