Fernando Borlán, impulsor y creador de Radio Arrebato ha fallecido el pasado domingo día 20 de Enero. Profesor, escritor, poeta y librepensador, durante sus años como docente en el I.E.S. Brianda de Mendoza apoyo y animo activamente los primeros años de Radio Arrebato. Sin más, os dejo con la publicación de prensa sobre su perdida en el periodico El Decano.
Hoy ha muerto en Guadalajara Fernando Borlán Rodríguez, poeta, escritor, catedrático de Literatura jubilado, ex profesor del Brianda de Mendoza, y ante todo, un librepensador de profundo espíritu crítico y hombre de reflexión.
Borlán padecía una grave enfermedad, que en los últimos años había ido deteriorando su salud lenta pero implacablemente. Recientemente fue objeto de un multitudinario homenaje en el IES Brianda de Mendoza, y su discípulo y más estrecho colaborador, Carlos Alba, junto a la familia, editó un volumen con sus obras completas.
Fernando Borlán Rodríguez era un alcarreño de adopción. Nació en Galleguillos de Campos el 18 de agosto de 1932. De joven ingresó en un semiario, y llegó a consagrarse al servicio de la Iglesia, pero en lo 50 rompió con lo religioso y orientó su pensamiento hacia una profunda carga política de izquierdas, oscilante por momentos entre la socialdemocracia y los postulados libertarios. Durante la transición llegó a militar en el extinto PSP de Tierno Galván.
Literariamente, era un poeta exquisito; tenía una facilidad asombrosa para la composición, con temáticas donde el ser, la existencia, y siempre el amor, rodeaban sus versos.
También colaboró con asiduidad en la prensa, entre otras cabeceras, con la de EL DECANO DE GUADALAJARA, donde publicó su columna «La Taberna» a comienzos de los 90.
Tras pasar su vida en institutos de Galicia, Riuoja y otros lugares de España, recaló en el Brianda de Guadalajara en 1982, donde acabó jubilándose hace cinco años. En nuestra ciudad fue fundador del grupo literario Enjambre.
Una vez asimilado el hecho de la falta del poeta, aquellos que le conocimos, aunque sea un poco, pues el alma del creador no es posible descubrirla nunca totalmente, puedo acariciar un recuerdo dulce, mágico, casi irreal, respecto a aquellos tiempo «ab urbe condita» en que las almas jóvenes, limpias y librepensadoras se empleaban a fondo a traves de las «molestas», desvergonzadas ondas de la Radio Arrebato. El Equipo original de «Con güiski, soda» de los sábados por la mañana, se fué desvaneciendo pero no dejó de oirse. cada uno en su ámbito, Jose Carlos, implacable ostigador, primera figura después en el panorama provincial, Carlos, el soñador de turno, que quizás esté volando en este momento hasta un idílico lugar, Amelia a la cual perdí la pista, y la que suscribe, que siguiendo las enseñanzas del maestro tampoco ha dejado de luchar, tendremos que conformarnos con nuestro grato recuerdo, Fernando Borlan, que tus sueños no abandonen nunca a la humanidad. Ana.
Recuerdo la primera vez que conocí a Fernando, la cara de ilusión «Daliliana» cuando le confirmé que podíamos emitir en FM, que un chavál de 17 años había construido una emisora en una caja de lata de galletas y ¡funcionaba!. Cuanta energía, cuantas ideas, cuanto afán por comenzar, por emitir al aíre nuestras voces y música en un, entonces, reducido panorama radiofónico.
Siempre recordaré esos días con nostalgia y mucho cariño hacía todos los participantes.
Creo que todavía no he aceptado el hecho de que haya fallecido, para mi sigue esperando en su mesa de La Tertulia a que nos pasemos y tomemos ese café.
«¡Querido amigo Carlos!», siempre me recibía con la misma frase, parece que le estoy viendo enfrente de la mesa, acariciando su gorra verde y sujetando ese cigarro humeante.
Recuerdo perfectamente el programa que cita Ana, incluso el esfuerzo que teníamos que hacer para llegar en hora después de las salidas nocturnas de los viernes. Recuerdo las risas, los comentarios de la prensa del día, los anuncios por palabras ofreciendo «servicios», hasta el genial día que grabamos en directo nuestra radionovela «La Verdadera Historia del Pueblo de Jódia».
Gracias Ana, me has reavivado muchos sentimientos. Recuerdo nuestras risas, nuestras copas en el Cívico, los raros encuentros de cuartel y mili, y sobre todo tu sonrisa. A José Carlos le veo de vez en cuando y sigue siendo el mismo, a Amelia también le perdí la pista, y yo sigo de vez en cuando soñando con ese viaje hacia algún idílico lugar, quizás por eso lo de piloto.
Han pasado más de 20 años, pero los recuerdos siguen vibrando tan fuertes como el primer día.
Gracias Fernando.
Carlos.