«Independencia», una de las palabras más escuchadas en todos los medios de comunicación nacionales por el proceso consultivo celebrado el 9N en Cataluña, también se pronunció en Guadalajara en la década de los noventa. El hasta entonces barrio de Marchamalo pedía la desanexión de Guadalajara capital en un proceso que culminó en un referéndum donde los propios vecinos votaron que sí a la independencia.
Lo recordaremos con el que fue primer alcalde electo de Marchamalo, Juan Armando Monge, testigo de excepción y artífice de este episodio «independentista», en el BRIANDANDO de este miércoles 12, de 18:30 a 19:30, y con nuestros contertulios habituales, los blogueros y periodistas locales Nuria Fernández y Ruben Madrid.
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Marchamalo , a lo largo de la historia, siempre ha tenido una relación muy especial con Guadalajara que llega hasta nuestros días. No en vano Marchamalo (March-hammal )es un topónimo de origen árabe como Guadalajara (Wad-al-Hayara) y asi se originó como aldea o iklim del Alfoz de Guadalajara que mas tarde, con la Reconquista, pasó integrarse como una de las aldeas del Común de Viila y Tierra de la Ciudad, que andando los siglos, se titularía como «Noble y Leal ciudad de Guadalajara». Nada le fue ajeno a Marchamalo que no tuviera que ver con la ciudad pues ese puente que mandó construir Abderramán III, se orientaba, entre otros lugares a Marchamalo donde los hortelanos, como hoy siguen haciendo, y los panaderos cruzaban, al igual que hoy, ese puente que les llevaba y les lleva a la ciudad a vender su mercancías. ¿Para que si no se construyen los puentes? para unir a los pueblos y a las gentes. Ahora bien, también están los intereses de los poderosos y estos siempre buscan sus privilegios. Lo hicieron el el siglo XVII (1627) cuando la aldea de Marchamalo fue puesta en venta por Felipe IV y para no caer en manos de los poderosos señores de horca y cuchillo, los gallardos tuvieron que comprarse asi mismos lo que les supuso la ruina pero se conviertieron en Villa independiente segregándose de la ciudad, aunque no es menos cierto que la mayoría de las finca de la nueva Villa seguían siendo propiedad de los estamentos aristocráticos y del Clero Regular y Secular de los 17 conventos de Guadalajara. Sería muy prolijo entrar en detalles de los que supuso la independencia para unos y para otros peros asi seguió Marchamalo hasta que en el año 1973 y por la razón «de las lentejas…» el pueblo vino a convertirse de nuevo en barrio por capricho de otros nuevos poderosos y de sus intereses urbanísticos y políticos , principalmente. Al común del pueblo no le importó pues vieron mejorados los servicios públicos y aliviados de ese aire irrespirable que emana del caciquismo rural y ahí tuvo su momento de gloria «el quijotesco» Fernando Olalla tan buena persona y tan servicial que llegó a morirse justamente cuando comenzaba a gestarse la independencia y tuvo el honor de estrenar el nuevo y flamante cementerio municipal situado junto al galimatías sin orden y concierto del antiguo, propiedad del Obispado, inaugurado en 1.805.
Al igual que ocurre en estos atribulados tiempos Marchamalo tuvo la fortuna de encontrar a un hombre de juicio sereno, honrado a carta cabal y con la suficiente capacidad de vislumbrar lo que Marchamalo necesitaba con la recién estrenada independencia: No cometer los errores de los pueblos vecinos cuyo crecimiento desmesurado y sometido a los intereses particulares, empresariales o financieros, es decir: A la lacra que soportamos sobre nuestras espaldas actualmente. Juan Armando y su pequeño equipo fue una bendición para Marchamalo y ahí están los hechos. Un pueblo modélico en muchos sentidos , tanto en el urbanístico, en los equipamientos y servicios público conmo y esto si es digno de destacar: la integración módelica de los nuevos vecinos de los nuevos marchamaleros siempre bien acogidos por los «gallardos de toda la vida»y su sentido de pertenencia al pueblo como asi se hizo en Marchamalo durante toda la vida. La Historia no miente y Juan Armando bien lo sabía y lo sabe para eso es un hombre sabio y mejor persona. Tanto que dejo la Alcaldía cuando podía haber sido Alcalde «in eternum, per secula, seculorum» Asi es este GALLARDO de la calle del Infierno.
Tus palabras Juan Enrique me honran, aunque creo que conmigo no eres imparcial del todo. La amistad, y en este caso la amistad que nos une , no es buena consejera para emitir juicios. En cualquier caso, muchas gracias por tus palabras, que a nadie le amarga un dulce.. Creo que hicimos lo que teníamos que hacer y se hizo buen trabajo. Y esa es la mejor recompensa. Y recuerdo de forma especial tanto a Fernando como a Consuelo: el trabajo fue de todos, aunque por las circunstancias que sea, siempre hay uno al que se le ve más. Pero ya digo, el trabajo es de todos. Un abrazo Juan Enrique.
Un pueblo que ha avanzado poco, muy poco, más bien nada en servicios públicos y sociales para el aumento constructor-inmobiliario y de población que conlleva este, desde su independencia sólo pide y pide a la Junta castellana y «a Guadalajara» que cargue con sus servicios sean de basuras,infraestructuras o transporte público o autobuses, que compete sólo al Ayuntamiento marchamalero.
INADMISIBLE QUE UN PUEBLO DE 10.000 HABITANTES MENDIGUEE O CHANTAJEE ESOS SERVICIOS QUE DEBERÍAN PROVEER EL AYUNTAMIENTO GALLARDO.DE VERGÜENZA.
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